En la historia de la fotografía, hay nombres que destacan por su impacto e innovación. Uno de ellos es Anna Atkins, una botánica inglesa quien se convirtió en la primera persona en publicar un libro ilustrado con imágenes fotográficas, además fue una de las pioneras en el uso de la cianotipia como medio de registro visual. No obstante, su nombre y trabajo fueron olvidados por mucho tiempo, por lo que actualmente es importante reconocer su legado.

Primeros años de vida

Anna Atkins nació el 16 de marzo de 1799 en Tonbridge, Inglaterra con el nombre de Anna Children. Su madre, Hester Anna Holwel, falleció poco después de su nacimiento, por lo que fue criada y educada por su padre, John George Children, un renombrado químico, minerólogo, zoólogo y miembro de la Royal Society de Londres.

Su padre creía que la educación debía ser accesible tanto para hombres y mujeres, lo que permitió que Anna recibiera una formación científica, algo inusual en la época georgiana donde los roles de género limitaban el acceso de las mujeres al conocimiento.

Fue así como Anna desarrolló una pasión por la ciencia y por la ilustración, habilidad que quedó registrada en los grabados de conchas que realizó para ilustrar la traducción de su padre del libro Genera of Shells (1823) de Jean-Baptiste de Monet Lamarck.

En 1825, Anna contrajo matrimonio con el comerciante John Pelly Atkins, de quien tomó su apellido. Más tarde se trasladaron a Halstead, en Kent, lugar en el cual ella comenzó a dedicarse a la botánica.

Vida Profesional

Si bien en su época las mujeres no podían ejercer la ciencia profesionalmente, la botánica era accesible para todas las personas, por lo que Anna Atkins centró su trabajo en esta disciplina y en la documentación de especímenes a partir de 1830.

Más tarde, en 1839, fue elegida integrante de la Sociedad Botánica de Londres, una de las pocas instituciones científicas que en aquellos tiempos admitía a mujeres.  Después, en 1841, el botánico inglés William Henry Harvey publicó un libro titulado A manual of the British marine Algae, el cual llegó a manos de Anna Atkins, quien notó que era una obra detallada, pero sin ilustraciones, así que había una oportunidad de llenar ese vacío visual.

En 1842, el científico Sir John Frederick William Herschel, quien también era amigo de la familia de Anna Atkins, desarrolló el proceso fotográfico de la cianotipia o proceso al ferroprusiato. La cianotipia consiste en emulsionar el papel con nitrato férrico amoniacal y ferricianuro de potasio, exponerlo a la luz con un negativo y lavarlo en agua corriente para revelar una imagen positiva de un tono azul Prusia.

Anna Atkins se enteró de los procesos fotográficos de Talbot y Herschel a través de la asociación de su padre con los miembros de la Royal Society. Ella adoptó la técnica de la cianotipia y la utilizó para registrar sus especímenes de algas marinas con gran precisión.

Primer libro ilustrado con fotografías

En 1843, Anna Atkins publicó Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions, considerado el primer libro ilustrado con fotografías en la historia. Esta obra, que contenía impresiones de algas realizadas con la técnica de cianotipia, marcó un hito al demostrar que la fotografía podía utilizarse con fines científicos y artísticos.

“La dificultad de hacer dibujos precisos de objetos tan minúsculos como muchas de las algas me han inducido a obtener impresiones de las propias plantas”, (Anna Atkins, como se citó en MoMA, s.f.)

A diferencia de los métodos tradicionales de ilustración, Atkins encontró en la cianotipia una técnica que le permitió reproducir con precisión los detalles de cada alga que había recolectado en la costa del sureste de Inglaterra y de los lagos que estaban alrededor de Kent. Su trabajo fue extenso y meticuloso, ya que publicó su obra en una serie de fascículos a lo largo de diez años. Su proceso consistía en colocar las algas sobre el papel fotosensible, creando impresiones únicas. Asimismo, escribió los nombres científicos de cada alga a mano.

Debido a este proceso artesanal, cada copia de su libro es ligeramente diferente. Se estima que actualmente se conservan alrededor de doce ejemplares, quizá los únicos que elaboró y repartió entre sus amigos.

Por otra parte, en 1854 produjo un álbum titulado Cyanotypes of British and Foreign Flowering Plants and Ferns en colaboración de Anne Dixon, amiga de su infancia y prima de la escritora Jane Austen. En esa nueva obra, Atkins experimentó con nuevas composiciones, incorporando flores, plumas y encajes.

Olvido y redescubrimiento

Anna Atkins falleció el 9 de junio de 1871 en Halstead Place, Kent. A pesar de sus valiosas contribuciones a la botánica y la fotografía, su nombre cayó en el olvido. Un ejemplo de esta invisibilización ocurrió en 1889, cuando el coleccionista William Lang Jr. atribuyó erróneamente las iniciales “AA.” en su obra a Anonymous Amateur. Afortunadamente, el director del Museo Británico de Historia Natural corrigió su error poco después.

Sin embargo, tras la muerte de Lang, el legado de Atkins se desvaneció aún más, hasta que en 1985 el historiador de la fotografía Larry J. Schaaf rescató su trabajo con la publicación de Sun Gardens: Victorian Photograms. Esta obra reintrodujo la importancia de Atkins en la historia de la fotografía, consolidando su reconocimiento como la primera mujer fotógrafa y pionera de la cianotipia.

Legado

Anna Atkins no solo innovó en el campo de la fotografía, sino que también abrió camino para futuras generaciones de mujeres en la ciencia y el arte. Su trabajo influyó en el desarrollo de la fotografía como herramienta científica y sentó las bases para el uso de la imagen en la documentación visual.

Hoy en día, sus cianotipias son apreciadas no solo por su valor histórico, sino también por su estética única y agradable, inspirando a explorar técnicas alternativas en la imagen como la cianotipia, la cual sigue siendo accesible y fascinante para experimentar.

Referencias: